El sector del transporte es un gran consumidor de energía, representando el 19% del consumo mundial de energía final en 2013. El mismo sector representará el 97% del aumento del consumo de petróleo mundial entre 2013 y 2030. Las consiguientes implicaciones —en términos de consumo energético y emisiones de gases de efecto invernadero— de un sector transporte dominado por el petróleo, apuntan a que la reducción del combustible utilizado en este sector sea (y debe ser) una de las más altas prioridades para todos los países.