En Brasil, el 90% de todo lo que se recicla es recogido a mano. Antes de la crisis de la COVID-19, se estimaba que había alrededor de un millón de personas a cargo de la recolección en el país, con una edad media de 43 años, y que trabajan hasta 12 horas al día, arrastrando cargas que llegan a los 800 kg. El transporte de estos materiales reciclables se realiza tradicionalmente con carretillas movidas por la fuerza humana. Aunque existen cooperativas que centralizan este servicio, es común que las personas a cargo de la recolección trabajen de manera autónoma, lo que dificulta su acceso a los derechos laborales, al reconocimiento de la administración pública e incurre en condiciones de insalubridad al brindar este servicio.

Pensando en la salud de estos profesionales, la organización civil Pimp My Carroça creó el proyecto “Carroças do Futuro” (Carretillas del Futuro, en español). El objetivo del proyecto es desarrollar carretillas y triciclos eléctricos de bajo costo y escalables, que no contaminen y que sirvan de alternativa a la tracción humana. Esta organización busca proporcionar mejores condiciones de trabajo e ingresos a las personas a cargo de la recolección, optimizando su servicio, además de promover beneficios para su calidad de vida y su salud.

En 2019, se creó el primer prototipo de carretilla eléctrica a través de la construcción participativa, en São Paulo. El proyecto, que se basa en el uso de energía renovable para recargar los vehículos, se sometió entonces a pruebas, cuyos resultados condujeron al desarrollo de una segunda versión de los vehículos eléctricos en 2020. La nueva versión, también elaborada con la ayuda de las y los recolectores, aumentó la capacidad de carga de 200 kg a 400 kg.

Además, las carretillas cuentan con seguimiento por satélite, luces de advertencia intermitentes, bocinas, espejos retrovisores y pegatinas reflectantes, así como un pequeño generador solar para cargar celulares y un altavoz. Actualmente, se están probando dos de estas unidades para recopilar más información y

evaluar su desempeño. Las carretillas eléctricas tienen una velocidad máxima de 5 km/h, similar a la velocidad de una persona caminando. Se calcula que los vehículos pueden recorrer entre 40 y 80 km por carga (la autonomía depende del peso que lleve el vehículo y del terreno por el que circule), con un coste de 0,40 reales por carga (aproximadamente USD 0,08 por carga).

Hasta el momento, la organización ha tenido una respuesta muy positiva al probar los prototipos y está buscando apoyo para ampliar y multiplicar las carretillas eléctricas. La idea de la organización es ofrecer los vehículos en régimen de préstamo con un contrato, para que él o la recicladora no vendan el vehículo. El contrato tendrá una duración de un año y se renovará cada periodo.

Tomado del Reporte de Movilidad Eléctrica 4º Edición (MOVE, 2020). Ver el informe aquí.