En 2017, Sergio Morales, docente de ingeniería del Tecnológico de Costa Rica (TEC), vio la necesidad de conformar un grupo que fomentara la investigación en temas de energías limpias, movilidad eléctrica y tecnología, en un momento en el que la electromovilidad estaba incipiente en el país.
“Nos planteamos el objetivo de hacer pedagogía a la ciudadanía desde el criterio técnico de la academia, que conocieran los beneficios, desmitificarla y, sobre todo, contribuir a la descarbonización del país”, dijo Morales, ingeniero electrónico y candidato a Ph.D. en Tecnologías Electrónicas Aplicadas al Ambiente, del Doctorado de Ciencias Naturales para el Desarrollo del TEC.
Así nació el Laboratorio de Investigación en Vehículos Eléctricos (Live), el espacio en el que cerca de 40 estudiantes de distintas carreras desarrollan proyectos como la reutilización de la energía de las baterías de litio, el plan piloto de un vehículo autónomo y la creación de carga inalámbrica de autos eléctricos. Morales destaca la variedad de profesiones y la presencia de más del 50% de mujeres en el programa.
Elena Bolaños, estudiante de Electrónica, hace parte del grupo que trabaja en el proyecto que busca darles una segunda vida a las baterías de litio, con el fin de crear conciencia y promover la sostenibilidad a través de la economía circular. Para ella, “lo más satisfactorio es que uno está haciendo algo por el país, y aportando un granito de arena para disminuir la contaminación por medio de la reutilización de las baterías”.
Una de las preocupaciones de la ciudadanía en Costa Rica, según Morales, es el desperdicio y disposición de las baterías de litio cuando su vida útil ha llegado a su fin. En el Live, los estudiantes trabajan en procedimientos más eficientes que los ayuden a darle hasta una tercera vida a las celdas de la batería que no se han dañado y así aprovechar mejor la energía.
Este proyecto también se está pensando como una oportunidad para llegar a las zonas protegidas de Costa Rica, los parques nacionales, los cuales tienen limitación de energía, ya que son espacios aislados. “Lo vemos no solo como una forma de aportar en temas de economía circular, sino también de llegar a estos lugares que no tienen electricidad de calidad y que con estas ideas podrían hacerlo de una forma más sostenible con el ambiente”, agregó Morales.
Otros de los proyectos del Laboratorio son la creación de un cargador tipo L2 para vehículos 100% eléctricos, con una carga que tarda de cuatro a seis horas; y el desarrollo de un sistema de simulación de uso para el vehículo autónomo de recarga inalámbrica, que brinda un servicio de transporte al interior del campus. “Estos son proyectos pensando muy a largo plazo, tecnologías que van a costar un poco que ingresen, pero que el país tiene que prepararse anticipadamente para afrontar esos retos”, según Morales.
El Laboratorio también creó una estación de carga junto con ELCO (Energías Limpias de Costa Rica), fabricante de estaciones de carga vehicular hechas en el país, cuyo fundador, Daniel Castillo, es egresado del TEC. Esta es la primera universidad pública en tener vehículos eléctricos y gracias a estas acciones y a su plan carbono neutral 2017-2021, el TEC se convirtió en la primera universidad pública carbono neutral del país.
Actualmente, el Laboratorio está comprometido con trabajar sus distintos proyectos basándose en los Objetivos de Desarrollo (ODS). “El sector académico es un actor importante en la pedagogía, dando garantía de la información, sobre la importancia de la movilidad eléctrica, sus ventajas, ahorros y, sobre todo, energía que se produce en el país y reducir la huella de carbono”, reiteró Morales.
- Elena Bolaños, estudiante de Electrónica del TEC
- Baterías de litio